Autoconocimiento. Esa es la temática que aborda la segunda entrega del folletín "Carrera Profesional" de Rodrigo del Campo, aunque en una forma un poco críptica, por no decir hermética, bajo el título de El Amor es Ciego.
Personalmente desconozco si el amor es ciego, ni me interesa. Lo único que sé decir al respecto, es que las melifluas manifestaciones públicas de amor de una pareja, me causan náuseas. Lo mismo que las ardientes manifestaciones de otras, me causan una mezcla de disgusto y tristeza: disgusto porque su libertad no tiene porqué interferir con la tranquilidad y deleite de mi viaje en el transporte público, resultando tan molesto escuchar el estruendoso besuqueo de la ardiente novel copla -de otro modo no se explica semejante ansiedad- como el perturbador celular de algún flaite con el reggeaton de moda. Y tristeza de que vivamos en una sociedad con una distribución tan deplorable, desigual e injusta de la riqueza, que no permite que todos sus miembros cuenten con las condiciones económicas -pudor, claramente no es-, para ir a un hotel parejero, motel, volteadero, ring de cuatro perillas o como sea que se le conozca a estos lugares de encuentros cercanos, en algún sucucho céntrico o periférico -creo que en los céntricos hay promociones incluso de $7000/hora (unos US$14/hora)-. Percibo en esas parejas, además, un dejo de exhibicionismo: certeramente ninguna de ellas aprobó la primera lección del curso Cómo tener much@s amantes y no ser descubiert@, que corresponde a la discreción, ya sea por desinterés o porque definitivamente, no lo tomaron.
En fin, de conocerse a si mismo habla esta segunda entrega, aunque lo indica de una manera menos fina que Sun Tzu en su mítico El Arte de la Guerra, cuando nos revela “If you know the enemy and know yourself, you need not fear the result of hundred battles”. A diferencia del manual de la guerra, escrito por este general chino 500 años del nacimiento de un influyente nazareno, acá se habla que este conocimiento se logra tras responder a la santísima trinidad -aunque a veces una tétrada sería más apropiada-: Qué sabes hacer (conocimientos, habilidades, experiencias); Cómo lo haces, cuál es tu estilo, el modo de enfrentarte a una situación; y Por qué lo haces, cuál es tu motor, tus pasiones, tus motivaciones. Las respuestas a estas interrogantes formarán parte, luego, de lo que se denomina -rebuscadamente, en mi opinión- fundación personal. Con ésta, más un criterio de decisión en donde el largo plazo sea considerado, cualquier profesional puede abocarse a buscar la mejor combinación de dónde quiere desarrollar su carrera: en una empresa con contrato full time; como consultor particular, desempeñándose en proyectos; o en la propia empresa, creada con mucho “innpulso” -neologismo, a propósito de un sueño que tuve con ella-. Lo importante es conocerse y saber donde se quiere estar.
Si me preguntan a mi, puedo señalar que desde que tengo uso de razón estoy abocado a tan magnánima empresa, aunque sin mucho éxito. Por el momento sé de los veinte lugares donde me gustaría estar. También, que soy discreto. Y que debo apurarme en terminar estas líneas, pues recordé que tengo otra batalla que librar, en pleno centro de santiago.
Saludos cordiales,
cav.
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Bajar El Amor es Ciego de Rodrigo del Campo.
