30.5.12

Crowdsourcing, Open Innovation and Matinée... Just english terms!


By © Claudio Álvarez Velden. Santiago, 30 de mayo de 2012.

El otro día -bueno, se sabe que el tiempo es relativo y que en general pasa muy rápido para muchos observadores, especialmente si son pasivos- escribí sobre el crowdsourcing. Incluso debo -creo!. Ya se sabe, también, que la memoria es frágil y que, además, un caballero no tiene memoria- haber incluido la captura de pantalla con los resultados arrojados ese día (16/06/06) por google.cl, que -puede verificarse- alcanzaban la cifra de 319.000, equivalentes a un 3% de los resultados que arroja hoy (30/05/12) la misma búsqueda, es decir, en el transcurso de 6 años los resultados de Crowdsourcing se amplificaron 33.5 veces. Pero como no se trata de quedarnos sólo con las estadísticas, dejo para vuestro solaz, estimado lector, el siguiente video con el tema Open Innovation and Crowdsourcing. Adviértote, eso sí, que está en inglés -sin súbtítulos- y que dura poco menos de 1 hora, así que vaya por un buen refresco y popcorn -no se le ocurra buscar una bebida y cabritas-, y disfrute de una gran velada durante la matinée.




Saludos cordiales y no sea un animal de costumbre... Puede que esto no se repita.

C. Alvarez Velden

27.5.12

Actitud y Estilo o Singularidades (numéricas, ortográficas, gramaticales y filiales)


By © Claudio Álvarez Velden. Santiago, 27 de mayo de 2012.
Hoy corresponde la entrega 23 de Carrera Profesional de Rodrigo del Campo, sin embargo no será factible hacerlo, pues fueron generados dos Números 24 con misma fecha de publicacion (13 al 20 de Diciembre de 1999), pero con contenidos diferentes, como podrá notarse en los títulos y temáticas abordadas en los dos documentos que, dada esta situación, no queda sino poner en forma conjunta, estimado lector, a disposición para vuestro solaz y olvidarse, de paso, de la singularidad del Número 23.
Las temáticas abordadas guardan relación con la escritura -escriba siempre, singularmente, sin faltas de ortografías!, es el mensaje principal transmitido en una de ellas. Y yo agregaría, sobre todo si es profesor, aunque algunas -personas- digan “sobre todo, si es profesional”. Concuerdo con esta afirmación en lo general, pero discrepo en lo singular, pues son los profesores quienes están educando a nuestr@s niñ@s, por lo tanto son éstos quienes deben ser aún más celosos con su escritura- y con la responsabilidad “moderna” de un gerente, quien no sólo debe saber administrar y gestionar adecuadamente los recursos a su disposición, sino que además debe ser un coach o entrenador con sus subordinados, de manera de obtener de ellos lo mejor de sus capacidades y lograr una entrega del 100%. Debe, por tanto, el gerente, estar en un plano de desarrollo superior (emocional, intelectual, espiritual -y económico, por descontado, dada su posición en la estructura organizativa de la compañía-), haber vivenciado un desarrollo de carrera y poseer un profundo conocimiento de su gente (motivaciones y capacidades), de manera de establecer metas plausibles para ellas. En cierto modo, del Campo -y la teoría moderna?. No sé, no he leído la última versión del Manual del Buen Gerente- plantean una visión paternalista del asunto. Lo anterior, dado que es justamente esta la situación que vive y enfrenta un padre cuando educa a un hijo: Posee un mayor desarrollo intelectual, emocional y espiritual -en teoría- y posee, además, una mayor experiencia que le permite sacar el máximo potencial de su pupilo, reforzando permanentemente su confianza y autoestima e indicándole siempre que ya sea que crea que puede como que no puede, estará en lo correcto, dado el enorme y singular poder de la mente; además de transmitirle siempre que las cosas materiales no son (tan) importantes como sí, la Actitud y el Estilo. Cuando se entrega el 100% en cualquier emprendimiento y se hace, además, con pasión, no importará el resultado que se obtenga, pues quedará la satisfacción personal del éxito, y la convicción y tranquilidad de haber hecho todo por lograrlo. Es decir, detrás de todo buen gerente hay un buen padre. En este caso, si la teoría está equivocada, no se es padre o se es, pero no un “buen” padre de acuerdo a los criterios arriba esbozados como de “excelencia”, entonces no se ve un futuro singularmente auspicioso para el gerente de del Campo. Así como no se nace sabiendo ser padre, tampoco se nace sabiendo ser gerente, pero si la analogía es una tautología o axioma, entonces lo único importante para ser un buen gerente será entregar amor a los subordinados. Se podrán cometer errores en este rol, pero lo importante es que siempre sientan éstos que se aman, con sus virtudes y defectos, y que siempre se les apoyará de manera incondicional. Si usted no es gerente, ni padre, ni posee una buena ortografía, no se preocupe: Es sólo una singularidad -reversible, por cierto-.
Saludos cordiales y disfruten de una singular semana.
Claudio Alvarez Velden
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Bajar los documentos #s 24

21.5.12

Otra vez arroz y arquetipos o la constancia del cambio y la finalidad de un buen CV y carta de presentación


By © Claudio Álvarez Velden. Santiago, 21 de mayo de 2012.

Nunca, hasta ahora, había entendido a completitud el significado de la frase “Otra vez arroz!”, pero solía decirla un querido amigo con personalidad de gerente para referirse a que se caía en lo mismo una y otra vez: Jueves de Vicious, trabajos atrasados los domingos por la noche, asados en el Intercriminal, Reñaca una par de veces al mes, peleas con las pololas, nuevas amigas con privilegios, reconciliaciones con las pololas, noches de lujuria y pasión en sórdidos moteles -con las pololas o las nuevas amigas-, café y Coke antes de las pruebas, doble ración de éstas para los exámenes, en otras palabras, el Eterno Retorno de Homero. Digo con personalidad de gerente pues se caracterizaba, este amigo, por delegar las funciones cuando debíamos hacer un trabajo en grupo, dar las directrices para su realización, supervisar su correcta ejecución, gestionar los conflictos inherentes a todo grupo interactuando, retroalimentar con su particular visión de las cosas, presentar gran seguridad en sí mismo y contar con el poder adquisitivo para cambiar su auto cada 2 años  y andar, siempre, una y otra vez, estilosamente vestido. No obstante, a muchos les caía mal -como todo buen arcaico, aunque quizás aún actual, arquetipo de gerente-. A mi, que lo conocía, me parecía divertida su forma de ser: Siempre culto, siempre sofistificado -todo lo contrario a los C2 y C3 a los que se refirió Boza hace un par de días-, siempre fashion, siempre winner, es decir, un verdadero “industrialillo”, como solía enrostrarle. No se trataba de un prejuicio, sólo de un arcaico -aunque al parecer también actual, dado el video que anda circulando en la web, por estos días, que fue preparado por la misma gente de esos lares-, arquetipo del Ingeniero Industrial de la Escuela. Ahora bien, soy un convencido de la importancia de la diversidad, el pluralismo y la tolerancia, por lo que no trato siquiera de insinuar que aquella forma de ser sea la adecuada o correcta, y por tanto un paradigma a seguir, para un desarrollo de carrera, aunque para este amigo tuvo rédito: subgerente, apenas se tituló, en una importante embotelladora; subgerente, al cabo de 2 años, en una importante empresa de alimentos; gerente, 1 año después, en una también importante pyme; en otras palabras, otra vez arroz.
En todos los casos, este amigo debió postular mediante una carta de presentación y un curriculum vitae (CV). El objetivo de estas herramientas siempre es el mismo: Una carta de presentación sirve sólo para que quien selecciona se decida a leer un CV; y un CV sirve, sólo y exclusivamente, para que se cite a una entrevista. Nadie va a contratar ni por la carta de presentación ni por el CV, particularmente porque todos mienten -si cree que también lo hago, lea el reportaje de la Tercera al respecto. Ya lo he dicho: Yo no miento... Otra vez arroz!-. La idea es utilizar estas herramientas para diferenciarse. No sea más de lo mismo, marque la diferencia, tal que el seleccionador no diga la -a estas alturas, molesta- frasecilla: Otra vez arroz!... Una vez asumido el cargo, a mi amigo, le tocó estar involucrado en resstructuraciones al interior de la empresa y verse, por tanto, enfrentado a las 7 etapas de todo proceso de cambio: a) sorpresa, b) rechazo, c) aceptación a regañadientes, d) rechazo (nuevamente), e) aceptación, f) ansiedad y g) compromiso. Y se sabe que el cambio -lo reza un dicho popular, por lo tanto encierra todo el conocimiento del inconsciente colectivo- es lo único constante.
Pero de eso 10 años ha y desde aquella época que no tengo antecedentes de mi amigo ni de su desarrollo de carrera. Con la misma frecuencia que los caminos de las personas se cruzan en un determinado tiempo y espacio, también se separan, sin que haya mediado más que una misteriosa y caprichosa fuerza del destino. La misma que ha permitido desempolvar las publicaciones de Carrera Profesional, que por lo general, estarán disponibles el último-día-del-fin-de-semana.

Saludos cordiales y disfruten de la lectura, como yo de la escritura,
cav.
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Bajar

13.5.12

De Head Hunters a Anatomía Aviar: pata, pico y rabadilla.



By © Claudio Álvarez Velden. Santiago, 13 de mayo de 2012.

En esta nueva entrega de Carrera Profesional, Rodrigo del Campo escribe sobre los Head Hunters o Cazadores de Cabezas, consultores contratados por grandes empresas para el reclutamiento de Ejecutivos de nivel medio y alto, es decir, con rentas mínimas en torno a los 3 millones de pesos brutos mensuales (nota 0). Indica, sobre ellos, que en general no publican sus procesos de búsquedas sino que se valen de sus contactos y bases de datos y que, además, por lo general se trata de empresas internacionales, mencionando a Heindrick & Struggles, Korn Ferry y Spencer Stuart (nota 0.5). Explica, por otra parte, cómo operan estas empresas, de modo que usted sepa aprovecharlas cuando las requiera, destacando que el peor momento de conocerlas es cuando se está sin trabajo. Indica que estas empresas no presentan un mismo candidato a procesos paralelos que lleven a cabo, por lo que el candidato estará en sólo un proceso a la vez; y que en caso de existir un Head Hunter que trabaje con su empresa, sepa de antemano que ellos no le ofrecerán un cargo ejecutivo en otra empresa: Sería como pegarse un tiro en las patas: Pan para hoy, hambre para mañana. Expuesto lo anterior, propone ser proactivo, invitando a buscar, en primer lugar, cuáles son los Head Hunters que existen en su país y a identificar a los consultores que realizan las búsquedas, para luego ya sea que se encuentre o no en el rango de renta objetivo (usted podría tener la certeza o la esperanza que en el futuro serán rentas a las que podrá aspirar), los contacte y envíe sus antecedentes (actualizados, obviamente), junto a una nota donde ofrezca su ayuda como proveedor de información, recordándonos que estas empresas funcionan mediante contactos y bases de datos. Luego releva que la mejor forma de posicionarse con ellos, es mediante la entrega de buenos datos y sirviéndoles de ayuda, especialmente si usted aún no está en el rango de salario por ellos buscado. Finalmente del Campo enfatiza el hecho de mantener actualizada la información, pues un grave y común error que comete un profesional que se encuentra trabajando, es olvidarse de actualizarla. Lo anterior sirve además, para evaluar el desarrollo de carrera. Como mínimo una o dos cosas importantes debiesen ocurrir en la carrera profesional durante un año, las mismas que deben incoporarse al CV. Como recomendación final, del Campo aconseja hacerse amigo de los Head Hunters, de manera de incrementar las posibilidades de éxito en la Carrera Profesional.

Yo, tras releer esta información me voy de lleno a evaluar mi propio desarrollo de carrera, buscar a los head hunters nacionales, actualizar mi CV, contactar a los ejecutivos y posicionarme con ellos. En vista de lo anterior, comprenderá, estimado lector, que dispongo de menos tiempo que ánimo de vincular una historia a la nueva entrega de la monserga dominical. Así que saludos cordiales y nos “vemos” en la próxima, si aún no hemos tenido nuestra cita con la tierra o hemos entregado las herramientas.

C. Álvarez Velden

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Bajar Hágase Amigo de los Cazadores de Cabeza ... y no sea como el pollito que, al cruzar distraídamente una línea férrea mientras buscaba gramíneas que brindarían sustento y regocijo a su cuerpo y alma, un tren le pasó casi por encima, arrancándole sólo una parte de su rabadilla o asentaderas. Al percatarse de esta situación, el pollito se devolvió, acongojado por la pérdida sufrida, a buscarla en la misma línea férrea. En ese preciso instante otro tren pasó y le arrancó la cabeza, deviniendo a un Abominable Pollo Sin Cabeza y generando -no podía ser de otro modo-, historias del Campo ad hoc. Cuál es la moraleja?. Que "Nunca hay que perder la cabeza por un trasero" (nota 1).
Notas
Nota 0: Salarios del año 1999, por lo que deben ser ajustados mediante IPC a 2012. Haga el cálculo y nos cuenta de cuánta plata se está hablando.
Nota 0.5: No he verificado su existencia actual.
Nota 1: Aunque es una historia que considera la paridad de género, parece más aplicable al género masculino, pues mis amigas y conocidas me han confidenciado que en lugar de fijarse en el trasero del macho en cuestión (alfa o no), se fijan en otras cosas -cabeza, tronco, extremidades, lenguajeo?. No les pregunté. Y si lo hice, no recuerdo la(s) respuesta(s)- (nota 2), ejemplificando dicha afirmación con la película The Avengers, tras su reciente estreno. Me susurraron que no se fijaron en el trasero de Thor, sino en su martillo, llegando algunas incluso a declarar que tanto les había impresionado, que encantadas se lo pulirían a diario.
Nota 2: Esta, quizás, subjetiva afirmación de algunas féminas, me llevaron a recordar la historia del mismo pollito, en donde en lugar de que el tren le arrancara parte de sus posaderas, le arrancaba un pedazo de pico. La moraleja no es la misma, pero similar, aunque una cuota de pudor me impide explicitarla.

7.5.12

La última escritura, mentiras verdaderas o la psicología de la autoimagen.


By © Claudio Álvarez Velden. Santiago, 06 de mayo de 2012.

Esta semana agrupo, por su interrelación, tres artículos escritos por Rodrigo del Campo en los que se abordan la programación neurolinguística, la persuasión y las aclaraciones que debió realizar en nombre de Sun Tzu, autor de El Arte de la Guerra, por la cita utilizada en uno de los textos: “Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y no tendrás que preocuparte de 100 batallas”. La gente le preguntaba, según indica en uno de ellos, quiénes debían ser considerados enemigos. En una sociedad de hiper-consumo como ésta, en que se exacerban sueños de mala muerte, todos y cada uno de los otros puede resultar ser tu enemigo. Se incentiva la competencia, el egoísmo y el exitismo, medido en términos materiales independientemente del estrato social: zaptillas y celulares, en los estratos D; TVs con tecnología LED y equipos de audio de alta fidelidad, en los C3 y C2; mientras que en número y tipo de autos, departamentos y casas (fuera de Santiago, obvio), en el ABC1. Si se lograse aplicar la Regla de Oro (Egipto, 2100 años antes del nacimiento del predicador judío, Jesús de Nazaret) “Trata a otros como te gustaría te trataran”; la de Confucio (500 años antes del nacimiento del mismo predicador judío, Jesús de Nazaret) “Lo que no desees para ti, no lo desees para otros”; o las del mismo predicador judío, Jesús de Nazaret, registradas por algunos de sus seguidores: “Todo cuanto quieran que los hombres les hagan, así también hagan ustedes con ellos (de acuerdo a Mateo, en su libro homónimo 7:12) o en letras de Lucas (6:31), “Y así como queréis que los hombres os hagan, haced con ellos de la misma manera”, certeramente tendríamos otra sociedad. Dicho lo anterior, la conclusión es una: El hombre es perverso per se. Pero tiene la opción de reivindicarse. Es la entropía de la vida que hace que se requiera dedicar fuerzas, energías y voluntad, para evitar aquello a lo que se tiende por naturaleza.
Lo anterior lleva a preguntarse: Qué hay de la otra riqueza?. La del espíritu?. Un país sin cultura está, inexorablemente, destinado al fracaso. Cultura que se adquiere a través de lecturas, de conversaciones importantes, de interacciones con otros, de preguntas esenciales, del arte... Basta reflexionar lo que sucede en Chile. Cuántos leen?. Cuántos saben inglés?. Cuántos, español?. Si las palabras crean realidades, con un exiguo lenguaje, paupérrimas realidades podrán ser creadas. Al respecto, una de las tantas marcas a fuego que tengo, guarda relación con lo que dijo un profesor de matemáticas en mi época del colegio: “Lean todo lo que caiga en sus manos: Novelas, poemas, artículos, pornografía. Cualquier texto”. Lo primero que comprobé tras tan relevante, esencial y revelador consejo, fue que las penthouse tienen menos texto que las playboy; y que las mujeres tienen muchos más labios que los que se ven a simple vista.
De la persuasión de Rodrigo del Campo al intercambio monetario del Conejo de los Dientes, el salto fue realizado en tan sólo unos nanosegundos. Las conexiones sinápticas y la autoimagen del persuasivo de la historia siguiente, estaban sólida y sanamente establecidas:
-El conejo de los dientes se suicidó-, había dicho el persuasivo padre alguna vez a esa inocente criatura cuando uno de sus dientes de leche se cayó, al igual que el trabajo que tenía hasta ese momento.
-Significa eso que no me dejará plata, papá?
-Sí, angelito, eso significa. El conejo de los dientes, por alguna razón maquiavélica que no he descifrado aún, deja dinero a los niños por sus dientes.
-Qué lastima, papá, tengo mucha pena.
-Veo que lo sientes mucho.
-Sí claro, muchísimo. Ya no me va a dejar plata por mis dientes. Y contaba con eso para comprar mis comics.
-Pero pídeselos a tu madre.
-No trabaja, así que tiene menos plata que yo.
-Humor negro, angelito.
-En fin, sólo me queda lustrar tus zapatos, papá...
Y el diálogo que concurría a su memoria, continuaba resonando fugaz y lejanamente ahora que un nuevo diente del hijo se había desprendido desde una hinchada encía.
-Igual voy a dejar bajo la almohada, papá, mi diente. Quizás el ratón la vez anterior no estaba muerto, sino que andaba de parranda.
-Puede ser. Debes tener confianza. 
-Gracias, papá. Buenas noches.
-Buenas noches, angelito...
No obstante, llegada la mañana siguiente -o la tarde, desconozco la hora de los acontecimientos descritos-, el diente seguía donde mismo. 
-Papá, el conejo de los dientes no me dejó plata. Era cierto que se había suicidado.
-Yo creo, angelito, que el conejo de los dientes no se ha suicidado, sino sólo que tiene alzheimer. -O quizás yo-, pensó a continuación el flemático padre, dado que ni es conejo ni retiró el diente para cambiarlo por dinero. Dejó olvidados los morlacos encima del bar, mientras el preciado diente seguía donde había sido dejado (en la misma posición!) por aquel esperanzado -y metalizado- angelito. Qué le digo?. Algo ácido, obvio...
-En el bar hay 2 mil pesos, angelito. Pregúntale a tu madre si son de ella, porque míos no son.
-No es necesario que le pregunte, ya me dijo que no tenía plata ni para vienesas.
-Ah, entonces si no son de nadie, entonces yo tengo razón, angelito: El conejo tiene alzheimer. Llegó hasta nuestro hogar y en el momento en se dirigía a tu habitación a realizar el intercambio de su dinero por tu diente, se distrajo con mi bar. Dejó los 2 mil pesos, que llevaba en la mano, para poder abrir mi botella de whisky y servirse en un vaso ad hoc. De ahí -no podría ser de otro modo- fue al refrigerador y se sirvió unos hielos. De seguro se tomó más de uno, por lo que no es extraño que al poco rato -quizás mucho. Todos nosotros dormíamos profundamente- ni siquiera se acordara en la casa de quién estaba ni el motivo de su visita. Dadas estas circunstancias, se fue como pudo, intentando vanamente no hacer ruido y esperando, también vanamente, no dormirse en la micro del transantiago.
-Oh, qué buena noticia, papá, me has dado!. Yo también tenía razón, entonces, y la última vez, el conejo, andaba de parranda.
-Sí, angelito. Así que pásame a mi tu diente, que lo guardaré. -Junto a todos los otros, pensó a continuación el padre, satisfecho de haber convencido a aquella criatura.
-Gracias, papá. Te quiero...
Y así, sonriendo, el hijo se fue a jugar, mientras el persuasivo padre comenzaba a esbozar una hipótesis plausible para cuando se le preguntara acerca de la maquiavélica intención del conejo por conseguir dientes: Una placa. Sí. Se va a hacer una placa. O mejor aún, abrirá una tienda de placas, confeccionadas naturalmente a partir de dientes de leche. Baste recordar que el conejo de los dientes tiene el monopolio de éstos. Obviamente cobrará por ellas mucho más que lo invertido en los 20 dientes de leche necesarios para confeccionarlas. No hay que olvidar que el conejo de los dientes es un gran comerciante, un verdadero businessrabbit...
Como se observa en la historia, se requiere, para persuadir, al menos a dos interlocutores y se observa, además, del que persuade, credibilidad y argumentos lógicamente esgrimidos durante su acto de persuasión. De ésto y algo más, escribe Rodrigo del Campo en Carrera Profesional. Por otra parte, si quiere saber más de la teoría de la psicología de la autoimagen, lea al Dr. Maltz en su libro Psycho-Cybernetics. Es, según el propio del Campo, el preludio a la Programación Neuro Linguística (PNL), técnica que podría resumirse en la siguiente oración:
“Ya sea que usted piense que puede o que no puede, está en lo correcto”.
Yo -no se olvide que soy autorreferente-, por mi parte, siempre pienso que puedo; aunque ahora, lector, debo advertirte que he estado un poco enfermo, por lo que eventualmente no podría tanto como quisiera. Nada grave. Sólo una laringo-amigdalo-faringitis infecto contagiosa con pulmón y traquea desgarrados y altamente comprometidos. Lo que pasa es que se me ve de muy buen semblante, de muy buen ánimo y con mi hiperventilación habitual, por lo que ni siquiera se podría suponer que quizás sea ésta mi última escritura. En realidad cada cosa podría ser la última: Mi último pisco sour, mi última visita a la casa de mis viejos, mi última comilona en los peruanos, mi última búsqueda del placer intenso. Ahora bien, seamos claros, lector. Todo podría ser lo último, excepto mi última mentira... Simplemente porque no miento.

Saludos cordiales y disfruten de este triple pack, en una semana que podría ser mi última... Aunque como reza el dicho, "Mala hierba nunca muere" ;)
C. Álvarez Velden.