27.5.12

Actitud y Estilo o Singularidades (numéricas, ortográficas, gramaticales y filiales)


By © Claudio Álvarez Velden. Santiago, 27 de mayo de 2012.
Hoy corresponde la entrega 23 de Carrera Profesional de Rodrigo del Campo, sin embargo no será factible hacerlo, pues fueron generados dos Números 24 con misma fecha de publicacion (13 al 20 de Diciembre de 1999), pero con contenidos diferentes, como podrá notarse en los títulos y temáticas abordadas en los dos documentos que, dada esta situación, no queda sino poner en forma conjunta, estimado lector, a disposición para vuestro solaz y olvidarse, de paso, de la singularidad del Número 23.
Las temáticas abordadas guardan relación con la escritura -escriba siempre, singularmente, sin faltas de ortografías!, es el mensaje principal transmitido en una de ellas. Y yo agregaría, sobre todo si es profesor, aunque algunas -personas- digan “sobre todo, si es profesional”. Concuerdo con esta afirmación en lo general, pero discrepo en lo singular, pues son los profesores quienes están educando a nuestr@s niñ@s, por lo tanto son éstos quienes deben ser aún más celosos con su escritura- y con la responsabilidad “moderna” de un gerente, quien no sólo debe saber administrar y gestionar adecuadamente los recursos a su disposición, sino que además debe ser un coach o entrenador con sus subordinados, de manera de obtener de ellos lo mejor de sus capacidades y lograr una entrega del 100%. Debe, por tanto, el gerente, estar en un plano de desarrollo superior (emocional, intelectual, espiritual -y económico, por descontado, dada su posición en la estructura organizativa de la compañía-), haber vivenciado un desarrollo de carrera y poseer un profundo conocimiento de su gente (motivaciones y capacidades), de manera de establecer metas plausibles para ellas. En cierto modo, del Campo -y la teoría moderna?. No sé, no he leído la última versión del Manual del Buen Gerente- plantean una visión paternalista del asunto. Lo anterior, dado que es justamente esta la situación que vive y enfrenta un padre cuando educa a un hijo: Posee un mayor desarrollo intelectual, emocional y espiritual -en teoría- y posee, además, una mayor experiencia que le permite sacar el máximo potencial de su pupilo, reforzando permanentemente su confianza y autoestima e indicándole siempre que ya sea que crea que puede como que no puede, estará en lo correcto, dado el enorme y singular poder de la mente; además de transmitirle siempre que las cosas materiales no son (tan) importantes como sí, la Actitud y el Estilo. Cuando se entrega el 100% en cualquier emprendimiento y se hace, además, con pasión, no importará el resultado que se obtenga, pues quedará la satisfacción personal del éxito, y la convicción y tranquilidad de haber hecho todo por lograrlo. Es decir, detrás de todo buen gerente hay un buen padre. En este caso, si la teoría está equivocada, no se es padre o se es, pero no un “buen” padre de acuerdo a los criterios arriba esbozados como de “excelencia”, entonces no se ve un futuro singularmente auspicioso para el gerente de del Campo. Así como no se nace sabiendo ser padre, tampoco se nace sabiendo ser gerente, pero si la analogía es una tautología o axioma, entonces lo único importante para ser un buen gerente será entregar amor a los subordinados. Se podrán cometer errores en este rol, pero lo importante es que siempre sientan éstos que se aman, con sus virtudes y defectos, y que siempre se les apoyará de manera incondicional. Si usted no es gerente, ni padre, ni posee una buena ortografía, no se preocupe: Es sólo una singularidad -reversible, por cierto-.
Saludos cordiales y disfruten de una singular semana.
Claudio Alvarez Velden
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Bajar los documentos #s 24

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