25.7.12

Efeméride Roja - El Asesino de la Catedral

  • El 24 de Julio de 2004, tras terminar la misa sabatina de las 17.30 horas en la Catedral de Santiago (Chile), muere asesinado el cura italiano Faustino Gazziero. El asesino, Rodrigo Orias (24), oriundo de Coyhaique, degolló con un puñal de 14 cm al sacerdote, en nombre de Satán. Los gritos del sacerdote se escucharon por los parlantes, pues aún no se sacaba el micrófono. Orias había viajado a la capital el 15 de Julio de ese año, alojándose en una pensión de García Reyes. Una vez cometido el crimen, testigos señalaron que Orias se untó el rostro con la sangre del sacerdote y a continuación se auto infirió sendas estocadas en el cuello y cuerpo, siendo trasladado a la posta central.
  • El 24/8/04 se realiza la reconstitución de escena en la Catedral, tomando cerca de 2 horas.
  • El 14/9/04 la magistrada Gloria Sabaj declara inimputable a Rodrigo Orias. Los reportes periciales señalaron que Rodrigo Orias "presenta un cuadro sicótico, con presencia de fenómenos alucinatorios, auditivos, táctiles, cenestésicos de contenido mágico y demoníaco, circunstancias que implican que el inculpado al momento de cometer el delito investigado, se encontraba privado de razón o juicio de realidad, motivado por sus ideas delirantes y por órdenes alucinadas que le impedían actuar con el debido discernimiento".
  • 27/7/08 "El Asesino de la Catedral", Rodrigo Orias, abandona el centro siquiátrico de Putaendo donde estuvo internado 3 años.


  • El 5/12/09 Rodrigo Orias gana el primer torneo de fisicoculturismo de Coyhaique.

+info en The Clinic La Nueva Vida de Rodrigo Orias


Slds y recuerden que nadie se muere en la previa,
cav.

22.7.12

Remembranzas, Distracciones y Recursividades o Coincidencias/Similitudes/Inspiraciones o Tercios (+E31+E32)


By © Claudio Álvarez Velden. Santiago, 22 de julio de 2012.

Conversando con un amigo -cuyo nombre no quiero remembrar, pues como se sabe un caballero no tiene memoria- respecto a los fondos concursables nacionales, en general, y los fondos para nóveles escritores, en particular, me confidenció lo siguiente:
Fui el otro día -al borde del plazo, como buen chileno- a dejar la documentación necesaria para postular al fondo concursable para nóveles escritores, cuyo primer llamado apareciera hace un par de semanas en un diario de circulación nacional. Tras llegar a la Oficina de Partes y convencer a la recepcionista -cuya cara de bofe no quiero recordar, menos por caballerosidad que repulsión-  de que era conocido de una Ejecutiva de Proyectos que allí se desempeñaban -de las pocas que realmente trabajan, pero de verdad, en el sector público- y que a través de ella entregaría en las mismísimas manos de la Coordinadora de Proyectos mi dossier, me permitió la entrada. El diálogo que sostuvimos -la coordinadora y yo (mi privilegiada amiga sólo hizo el favor de presentármela; pero ya se sabe que nada es gratis en esta vida, por lo que “debería” devolverle el favor más tarde)-, con bemoles más, bemoles menos, fue el siguiente:
- La entrevista del domingo?. Lista; Estado Nacional?. Listo; Café y avellanas tostadas?. Listos; Carrete de sábado por la noche (SxN)?. Listo; Prensa nacional e internacional?. Mmm, a ver, mmm... No está. Lo siento. Fuera de bases!.
- Pero si es lo único que me falta!.
- Este es el primer filtro del concurso. Llegan cientos de postulantes para ser escritores. La manera de reducir ese número a la mitad, mediante un primer filtro, es que hayan cumplido las formalidades. Si no se cumplen, se declaran fuera de bases y no entran al proceso de revisión. Total, de la otra mitad que será evaluada, sólo un tercio podrá ser beneficiada con el subsidio no reembolsable para su carrera -brillante o no- de escritor, pues los recursos son limitados y las necesidades -no básicas, por cierto- ilimitadas. Al segundo tercio, que probablemente sea tan bueno como el primer tercio, se le envía una carta elogiando su originalidad, cuantía e invitándolo a participar nuevamente. En el caso del tercer tercio, compuesto probablemente de puros bodrios, también se envía una carta, no se elogian claro está, se les informa su puntaje y se les invita, igual, a seguir participando...
Yo, sin seguir escuchando y esputando mentalmente a la coordinadora de proyectos, una menopáusica cincuentona veterinaria que jamás había ejercido como tal, carente de cualquier habilidad tanto blanda como técnica, que seguramente disfrutaba de ese cargo por las malas prácticas denunciadas -ex temporalmente- por el presidenciable Velasco, me dirigí a mi purgatorio personal, el tragadero-de-café más cercano que estuviese abierto. Una vez allí, me aboqué a leer aquello que me había dejado fuera de bases: Las noticias de Chile y el mundo.
En eso estaba mi amigo, cuando me distraje con el asunto de las noticias. Rememoré la prensa que había leído aquella mañana. No había mucho fútbol en las portadas, pero sí mucha tinta roja relacionada a las fiestas salvajes que tuvieron lugar la noche anterior, en Santiago y en regiones: Joven de 15 años atravesado por una lanza en riña de tres decenas de involucrados; pareja que regresaba del carrete con tres amigos, brutalmente acuchillada por hombre que los abordó mientras caminaban por Romero con Matucana; hombre (3x7) acribillado en el jardÍn de su casa por disparos efectuado desde una camioneta ubicada fuera de su domicilio en Lo espejo; joven de (3x5+1) años, acuchillado en el Cerro Barón de Valparaíso, por disputa ocurrida un rato antes, en una fiesta. De esa forma, tinta roja, esquizofrenias y otras trastornos mentales llenaban las páginas de los diarios nacionales e internacionales.
Como puede notar el atento lector, a diferencia de la semana anterior,  ésta sí leí prensa. No me distraje con las Confesiones Imperdonables de Daniel de la Vega (Zig-Zag, 1era Edición, 1964), cuyas crónicas, a través de una exquisita y delicada pluma, me llevaron a rememorar El Santiago Que No Conocí, versión coincidente/similar/inspirada en El Santiago que se Fue de Oreste Plath; a rememorar, también, el Confieso que he Bebido coincidente/similar/inspirada en el Confieso que he Vivido de Pablo Neruda; El Inútil de la Familia, coincidente/similar/inspirada en El Inútil, de Joaquín Edwards Bello; Las Confesiones de un Pagano, coincidente/similar/inspirada en Confesiones Imperdonables de Daniel de la Vega. Recordé, también, las Remembranzas de un Esquizofrénico coincidente/similar/inspirada en Remembranzas de un Seductor de quizás quién, no recuerdo...
En eso estaba cuando la voz de mi amigo, preguntándome la opinión, me distrajo de mis profundas cavilaciones en las que me encontraba absorto. 
-Sí, claro, toda la razón. Yo hubiera hecho lo mismo-, aseguré, sin el más leve dejo de no haber escuchado ni un tercio de su historia.
-Gracias. Ahora, al menos, me siento mucho mejor. Nos vemos... Ah!, y no te olvides de leer el dossier que presenté al concurso. 
- No te preocupes, lo haré... Siempre que me alcance el tiempo-, pero esta última frase no alcanzó a ser escuchada por mi interlocutor, que se retiraba raudamente.
Y sin más distracciones, partí en dirección a un lugar cuyo nombre no quiero rememorar -ya se sabe que un caballero no tiene memoria-.
Saludos cordiales,
C. Alvarez Velden.
--
Ps1. Ah!, y rememoren que, junto a la monserga dominical, se encuentra disponible la entrega de Desarrollo de Carrera, así que no se distraiga con el texto y proceda ipso facto a descargarla acá.
Ps2. Rememoré que, dado que me distraje la semana anterior, no hubo publicación de Carrera Profesional. En vista de lo anterior, déjola, también, para descargar acá.

8.7.12

Rusos, excepciones y mochila-de-conocimientos (+ Entrega 30)


By © Claudio Álvarez Velden. Santiago, 8 de julio de 2012.

Protocolo para Escribir Once a Week
  1. Wake up early on sunday and watch a contingent political TV program. Si usted vive en Chile y no tiene (o no le gusta) el cable, se recomienda -aunque no es taxativo ni imperativo- La Entrevista del Domingo con el no tan rellenito como se ve en pantalla -recuerde (o sepa) que la tv modifica la percepción de la realidad y en el caso particular de la masa corporal la incrementa en 5 kg +/- 2kg- Mauricio Bustamante y continuar con Estado Nacional, con el no tan seductor como intenta aparecer en pantalla con su excesivo guiño de ojo, Juan Lavín y que anteriormente conducía la naturalmente simpática Montserrat Álvarez -antes de irse a Canal 13, en enero 2011- y que también la pantalla chica le hacía parecer alimentadita con harta chuchoca, papas y zapallo (“Una vez iba caminando por Patronato y escuché: “Cacha, la de la tele, qué flaca. Si en la tele se ve chancha de gorda”. Montserrat Álvarez en revista Paula 1095, 12 de mayo de 2012).
  2. Durante la emisión del programa, sírvase un café -tipo Nescafé, Monterrey, Coronado o Haití, aunque sin piernas- y agregue algún fruto seco -semillas bajas en agua y ricas en grasas insaturadas (mono/poli)-, con el objeto de reanimarse de la juerga de la noche anterior, requisito esencial para lograr la escritura semanal y obtener la originalidad buscada mediante un proceso de creatividad lateral devenida de los flashback que seguramente aparecerán o bien, para estar si no lúcido, al menos sin sueño, para leer la prensa, tema que se aborda en el punto 3 del presente protocolo.
  3. Una vez hayan terminado los programas de tv, revise prensa nacional, diversa y plural, o al menos, todo lo diversa y plural a la que pueda acceder, para luego continuar con prensa extranjera -el idioma será una barrera significativa, aun cuando se utilicen las traducciones de los buscadores-. Lo anterior con el objetivo de saber cuál es la contingencia y el tema de conversación en su país y en el mundo. Se recomienda -nuevamente no es imperativo ni excluyente-, que si está en Chile revise latercera, emol, lun, lacuarta, elmostrador, radiouniversidaddechile, ciperchile, para terminar con con El País de España. Revise crónica, política, economía, cultura. Se sorprenderá de enterarse lo poco que sabía de la contingencia y que la vida es más que asaltos y fútbol. Con estás lecturas, seguro más de una idea obtendrá para escribir.
  4. Sea pluritemático en sus escritos y sea, además, diverso en el tipo de escritura. De acuerdo al prólogo de Manuel Rojas en Algunos de sus Mejores Cuentos (de Mariano Latorre, ZigZag 1957), se indica que: “La obra literaria es siempre el fruto de la experiencia vital del escritor. Hemingway proyecta siempre su propio problema, Gorki cuenta su vida, Kafka expone su agonía, Tolstoy su sentido de la cualidad de la vida, Proust describe su mundo y Dostoyevsky parece hacer lo que todos ellos juntos”. No desconozco la obra de estos autores, pero sí sus contenidos, excepto quizás por Kafka y su Gregorio Samsa, aunque en aquel entonces con una mochila-de-conocimientos escasa y que se centraba únicamente en el currículo del ministerio de educación: Pacha Pulai, El Corsario Negro, Alsino, La Celestina, Hatusime, El Jefe y Los Cachorros, entre otras cosas que menos por convicción e interés que por obligación, leí durante mi época escolar. Pero como toda situación, excepto una, es reversible, ya adquirí a Gorky, Dostoyevsky e incluí, también, a Chéjov. No resulta para nada curioso que los clásicos rusos no se incluyeran en el currículo escolar de aquella época.
  5. Elija algún tema y desarróllelo en cualquier forma. No se limite a un formato que se auto-preestablezca.
  6. No espere que “alguien” lo autorice a ser creativo. Escriba por pasión, por placer, por estar informado, por lo que sea. Tampoco dé explicaciones de las motivaciones que lo impulsan a escribir: Todos mienten, excepto uno; y justificaciones hay para todo.
  7. Una vez creado el texto, léalo y reléalo de acuerdo a su mochila-de-conocimientos. Corríjalo, edítelo. Obtenga un texto con el que se sienta si no feliz, al menos satisfecho y orgulloso.
  8. Si quiere lucir su obra, no la escriba en Cuadernos-de-Juegos tipo Diarios-de-Vida que posteriormente serán quemados. Exhíbala. En el peor de los casos dirán -porque siempre hablarán!-: “Ahora se cree escritor”. Lo anterior me recuerda un texto que leí y fotografié:
“Escribió un drama: dijeron que
se creía Shakespeare;
Escribió una novela: dijeron que
se creía Proust;
Escribió un cuento: dijeron que
se creía Chejov;
Escribió una carta: dijeron que
se creía Lord Chesterfield;
Escribió un diario: dijeron que
se creía Pavese;
Escribió una despedida: dijeron que
se creía Cervantes;
Dejó de escribir: dijeron que
se creía Rimbaud;
Escribió un epitafio: dijeron que
se creía difunto.”
     9. Next sunday, go back to number 1, y repita todo el Protocolo para Escribir Once a Week.


Saludos cordiales y no espere autorización para ser creativo.
C. Alvarez Velden.
--
Postscript.
  1. Ah! y puede también descargar Tiene Usted Habilidades Políticas? de Carrera Profesional (Volumen I, Número 30).
  2. Revisar -aunque no sé durante cuánto tiempo- en el link http://bit.ly/N7BTtJ la columna Dios en Partículas, de Joaquín García Huidobro (El Mercurio, 08/07/12), a propósito del descubrimiento del bosón de Higgs.

2.7.12

Competencias y Cargos o Ingenieros y Busconas (+ Entrega 29)


By © Claudio Álvarez Velden. Santiago, 2 de julio de 2012.
El tema de las competencias fue utilizado, según Del Campo en esta nueva entrega de Carrera Profesional, a partir de 1973 como una manera de predecir el éxito que tendría una persona en un determinado puesto o cargo. Resulta meridianamente comprensible que no se requieran las mismas competencias para vender seguros de vida -como la Jo-, que para vender en una farmacia -como la Susan- o equipamiento de laboratorios -como la Vero- ; tampoco, para “trabajar en un call center” -como la Anto-, o en un night club -como la Aby-, o atendiendo pacientes trastornados mentalmente -como el Juanpa- en una clínica con fines de lucro -como la Sandra-; menos aún, para trabajar en informaciones en la nueva Torre de Babel santiaguina -como la Sole- o en un centro de investigación y desarrollo de una compañía de capitales nacionales con presencia internacional y sueldos comparables a la industria de golosinas -como la Andre-. No, claro que no se requieren las mismas competencias. Cada cargo, posición, función o actividad, requerirá un conjunto de atributos, características, habilidades, conocimientos, destrezas, visión del mundo -ya se ha hablado respecto a la dependencia de la realidad con los valores, prejuicios, creencias y experiencias del observador- de las personas que las ejerzan, de modo tal de ser competentes en lo que hacen.
En un pasaje de Confesiones de un Pagano se lee que el protagonista, Juan Pablo Verdi -ingeniero de 35 años, nacido y malcriado en la capital, de personalidad multipolar, según diagnóstico clínico de su psicóloga con privilegios y también etiquetado como pitia’o por su privilegiada guía espiritual o loco, por otra de sus queridas, y quien en sus propias palabras ha dicho que ha caminado por el cielo y el infierno, pero siempre ha mantenido los pies en la tierra-, en un hilarante monólogo introspectivo, se pregunta respecto a sus competencias, entendiéndolas como talentos: “Una vez satisfechas las necesidades básicas en la pensión Soto, el hombre debiese intentar responder, o al menos plantear, las preguntas esenciales: Cuál es el sentido de la vida? Para qué estamos acá? Qué hay después de ésto? Cuáles son mis talentos? Para qué soy bueno? En qué puedo servirla?. De qué sirven mi prollijidad, elocuencia, perseverancia, creatividad y pasión?”. Por su parte, Roberto Haebig, en sus memorias -Los Últimos Días de Roberto Haebig-, también se refiere a sus talentos o competencias: “Me han acariciado, besado, satisfecho en la cama, dicho que soy sensacional, buen amante, que nunca se olvidarán de mi. Que todas las partes de mi cuerpo -mido yo más de un metro ochenta de estatura- tienen la misma proporción respecto a la altura, entre otras tantas afirmaciones de esa naturaleza, que no describo por mesura”. La altura de Haebig le sirvió para conseguir trabajar en la Metro-Goldwyn-Meyer, doblando a Boris Karloff. La prolijidad, elocuencia, perseverania, creatividad y pasión de Verdi, a crear su imperio en la industria de belleza. En ambos casos, por otro lado, sus competencias permitieronles ayudar a todas ellas a Escapar al Paraíso. “Las mujeres y los libros son mi pasión. Las mujeres son como los libros”, se lee en otro pasaje de Confesiones de un Pagano. “Cada mujer es una historia. Cada libro también. Me gusta recorrerlos de principio a fin, brindándoles el más delicado trato. Escudriñarlos en detalle. Entender sus historias, sus motivaciones. Construiría altares en torno a ellos. Son mi fetiche. Son mi pasión. Son mi droga. Cada libro es un mundo; cada mujer tambien. En cada uno de ellos reconoces a otros; en cada una de ellas, también. Todos los libros son todos; todas las mujeres, también”. -Yo soy única-, espetó repentinamente la privilegiada psicóloga a Verdi, tras sorprenderlo al confidenciarle que no le gustaban los chocolates, en respuesta a que éste no conocía mujer alguna que pudiese resistirse a los chocolates, mientras sacaba unas exquisitas y aromáticas trufas. -Sí, pero esa es una respuesta cliché; todos son únicos-, señaló un todavía pasmado Verdi. -Quizás por eso y otras muchísimas cosas-, pensó, -ella, como otras tantas, también me fascina-.
Las fortalezas y debilidades son situacionales y dependientes de la intensidad con que se las utiliza, se lee en esta entrega. En este sentido, ser empática no sirve si se trabaja sola investigando los atributos afrodisíacos de la carne de jabalí; tampoco ser dulzona, si se trabaja en cobranzas; ni risueña, si se es fiscal. No se puede ser adusta en informaciones ni tener mala ortografía si se es secretaria o profesora; aunque esto último no es relevante ni deseable, si se trabaja en un “call center” o en un night club, donde la simpatía, la paciencia y la sensualidad son requisitos excluyentes. En otras palabras, no todos los cargos y posiciones requieren las mismas competencias.
“Muchas veces el ser humano, al dar una limosna, se limpia la conciencia. Eso me ocurrió en aquella ocasión. Pero tal vez hice mal. Es posible que aquel medio día haya convertido a una noble y modesta mujer en prostituta”, reflexionaba el ingeniero William Haebig, tras su paso por San Petersburgo, Rusia. Habría que agregar, eso sí, que sólo se será competente en cualquier actividad que se emprenda, si se tienen las competencias necesarias. De lo contrario, todos seríamos ingenieros, como el Haebig o el Verdi. O busconas, como la María Magdalena.
Saludos cordiales y que tengan una profunda y fecunda introspección respecto a sus competencias,
C. Alvarez Velden.
Bajar acá Cuáles son sus competencias? del arcaico semanario gratuito Carrera Profesional.