2.9.12

Reglas y excepciones o Cuidado donde se mete la cabeza


By © Claudio Álvarez Velden. Santiago, 02 de septiembre de 2012.

Si...

No eres el mejor ingeniero civil químico
No eres el mejor profesor
No eres el mejor publicista
No eres el mejor peluquero
No eres el mejor locutor
No eres el mejor psicólogo
No eres el mejor escritor
No eres el mejor larga-lista-de-actividades

Entonces,

Eres del montón!. 


Qué significa eso?. Significa que perteneces al 60% - 80% de gente normal. El resto de la gente constituye la excepción, no la regla: El 10% - 20% que es rematado de malo y el otro 10% - 20% que es excepcionalmente bueno.

Entre los excepcionales encuentras todo el talento: Los mejores fotógrafos, los mejores diseñadores (vestuario, interior, industrial, web), los mejores publicistas, los mejores peluqueros, los mejores vendedores, los mejores ingenieros civiles químicos, los mejores biotecnólogos, los mejores programadores, los mejores oradores, los mejores abogados, los mejores profesores, los mejores sociólogos, los mejores psicólogos, los mejores antropólogos, los mejores gestores de proyectos, los mejores hombres de negocios, los mejores innovadores, los mejores escritores, los mejores microscopistas, los mejores libreros, los mejores artesanos, los mejores joyeros, los mejores ilustradores, los mejores guionistas, los mejores actores, los mejores chefs, los mejores futbolistas, los mejores... los mejores... los talentos. Todo el talento.

Pero cómo defines el talento, cómo defines “lo mejor”?. Evidentemente en base a criterios que se definan previamente. Por lo tanto, se debe diseñar un instrumento de evaluación, lo más objetivo posible, que permita a continuación, una vez implementado, establecer “objetivamente” si se está o no en presencia del “mejor”; si se está en presencia de un talento.

Dado que el talento es escaso y constituye la excepción -no la regla-, surge la pregunta de  dónde buscarlo y cómo buscarlo. Luego, cómo reunirlo y para qué reunirlo. Parece ser una tarea difícil y, a primera vista, necesaria; pero, tras una segunda revisión, se concluye que no del todo necesaria, aunque sí, deseable: El mundo puede igual funcionar sin ellos.  El resto de nosotros, sin ser los mejores, podemos desempeñarnos satisfactoriamente bien, e incluso, destacar por la prolijidad y pulcritud en lo que se haga -ambos atributos deseables, pero pocas veces vistos en profesionales/intituciones/empresas chilenas. En esta larga y angosta faja de envidia, la gente se caracteriza por ser desprolija y poco pulcra en lo que hace. Ese es la regla. Obviamente, también hay excepciones-. Para lograr este desempeño será necesario -requisito que no es tal para los talentosos- el aprendizaje de las técnicas, los procesos, los modos, las estrategias; la práctica, la actualización, la educación continua y, otra vez, la práctica. Todo lo anterior, de manera disciplinada, perseverante, apasionada y esforzada.


La Peluquería - Un experiencia placentera o traumática

Suele suceder que llevar la cabeza a un peluquero desconocido, produce el mismo stress que llevar tu boca al dentista. Porque claro, como no conoces al peluquero no sabes como trabaja, si es estiloso, si es empático, si es comprensivo, si está al tanto de las tendencias, las modas, las últimas técnicas, los mejores productos, en definitiva, si te dejará como quieres que te deje, o aun, mejor; es decir, que satisfaga todas tus expectativas y llegue, inclusive, a superarlas. Obviamente que al no conocerlo, corres el riesgo de que deje la embarrada con tu pelo y eso, es una de las cosas terribles que a uno le pasan en más de una ocasión: Muy corto!... Pucha!, más largo aquí que acá... Se me ve la cicatriz!...Las patillas están disparejas... PERO QUÉ HIZO!!!!!. LE DIJE SÓLO LAS PUNTAS... ME LO QUEMASTE, SINVERGÜENZA!!!!... ME ECHASTE A PERDER MI PELO!!!!... Shiáaaa, parezco flaite; o, parezco nerd; o, parezco paco... Situaciones como las descritas, obvio que resultarán estresantes. Es por eso que una vez que se logra hallar al peluquero “ideal”, te le adhieres como rémora. Pero como la vida es injusta per se, al igual que el hombre es perverso, siempre, en algún momento, va a desaparecer, voluntaria u obligadamente, y se deberá pasar por la misma tortura, una y otra vez.

Cómo se podría solucionar este problema o minimizar el riesgo de una incursión kamikaze fallida?. Yendo a la mejor peluquería. Buscando a los peluqueros más talentosos. -El eterno retorno de Homero-.

Dado que la imagen es todo y que no hay segundas oportunidades para revertir una mala primera impresión, será necesario fijarse en: Las recepcionistas, la decoración, el/la/los/las peluquero/a/os/as, las edades, sus estilos, sus cabellos, sus ropas, el público, la actitud. Luego, si uno tuvo una buena primera impresión y por tanto se arriegó y depositó la cabecita en sus manos, debe evaluarse la calidad de la atención, el nivel de empatía y comprensión que hubo, el tiempo destinado a nosotros, la temperatura del agua de lavado, el grado de locuacidad, y una más o menos extensa lista con los criterios que se hayan definido evaluar.

Cortarse el pelo es mucho más que alguien agarre una herramienta cortante o cortopunzante y se ponga a correr mano en tu cabeza. Se trata de una experincia mensual -o quincenal, o semanal, dependiendo de lo que se lleve sobre el cuero cabelludo- que podría resultar en el más sublime placer de dioses o la más intensa tortura de demonios.


Saludos cordiales y cuide de donde meter la cabeza,
Claudio Alvarez Velden
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