La semana pasada leí en la Revista del Campo de El Mercurio, un artículo sobre derechos de propiedad intelectual de variedades vegetales y las implicancias –según el autor– que tiene la apropiación de éstas para los países en vías de desarrollo. No me pareció pertinente, en aquella oportunidad, referirme a él, no porque no fuera interesante sino más bien porque hubiese sido sólo para compartirlo en completitud con ustedes y considero que esa no es la finalidad de este medio –aunque debo reconocer que aún no sé cuál es, pero estoy en una búsqueda permanente–.
¿Por qué hoy comento esto?. La respuesta es que cambié de parecer; y fue menos motivado por cumplir mi tasa de publicaciones que por encontrarme con un artículo publicado en el Diario Financiero sobre las "ventajas" de los transgénicos. Uso comillas no porque no crea y esté convencido que efectivamente tenga ventajas el uso de esta tecnología, sino que el argumento –utilizado por algunos– a favor de ellos, es definitivamente demagógico y apelativo a las sensibiladades del vulgo: combatir la hambruna. En palabras del Sr. Clive James, fundador del Servicio Internacional para las Adquisiciones de Aplicaciones Agro-biotecnológicas (SIAAA) "...la biotecnología permitirá enfrentar las sequías y aliviar la pobreza en los países en vías de desarrollo. La pobreza se traduce en que 24 mil personas mueren al día por no tener alimentos, mil cada hora, la mayor parte de ellos niños. Es inaceptable. Tenemos una sociedad global que pretende reducir la miseria y el hambre en 15% para 2015..."
Es cierto que la tasa de crecimiento demográfico del globo es mayor que la tasa –actual, pero relativizada por los avances tecnológicos– de generación de alimentos para abastecerlos, pero también es cierto que el problema no pasa hoy –ni pasará mañana– por un problema de escasez, sino de distribución... Y esa es la cruda realidad.
Tal como indicaba el Director Ejecutivo del Centro para el Comercio Internacional en Agricultura y Agroindustrias (CITA), Nueva Delhi, India, Sr. Vijay Sardana, en el mentado artículo de la introducción "...en la actualidad (la inscripción de patentes) llega al extremo de que las 3/4 partes de las patentes del ADN para plantas está en manos de 14 firmas privadas" y que "...incluso más relevante es el tema de los procesos con que se llega a determinados productos". Refiriéndose en este último punto a la licencia entregada por la universidad de Cornell (USA) a Dupont –una de las principales empresas BT en el mundo– de un inyector de genes, que se utiliza en la elaboración de Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
+info en
OGM: el cara y sello de las patentes (Revista del Campo, 16 de enero de 2006)
Alimento para el mundo (Diario Financiero, sección Crónica, 24 de enero de 2006)
Saludos cordiales,
cav.
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