10.6.12

RIP, Expectativas y Novedades (+ Entrega 26)


By © Claudio Álvarez Velden. Santiago, 10 de junio de 2012.
Si no se sabe lo que se quiere, difícilmente se conseguirá lo que se necesite. Por lo tanto, una cuestión básica en cualquier ámbito de la vida, es establecer con (meridiana) claridad qué es lo que se busca. Si se está en una embarcación en medio del mar y sabemos dónde nos encontramos, dónde nos dirigimos y cuáles son las fortalezas y debilidades de ésta, no se tendrá problemas (o al menos se tendrá la capacidad) de llevarla a cualquier determinado puerto que se elija.
En esta nueva entrega de Carrera Profesional, Rodrigo del Campo escribe sobre el sueldo: El mejor momento para pedir un incremento, monto a solicitar cuando se está buscando un trabajo, diferencias entre pedir un sueldo cuando se está con trabajo o cuando no. Todo lo anterior, de relevante conocimiento ya sea que usted esté cavilando sobre un golpe de timón laboral, esté evaluando solicitar un aumento de sueldo, quiera renunciar o contratar a alguien, se encuentre asesorando en temas ad hoc o, simplemente, sea usted un curioso-adicto y esta temática -como tantas otras-, no escapa a su Campo de enfermiza curiosidad.
Hace 10 años, el dueño de la empresa de ingeniería donde me desempeñaba me dijo, en el contexto de una acalorada discusión telefónica: “Si cierro la consultora, quedan todos sin trabajo!. Crees que a mi me afectaría?!. Yo no tengo problemas económicos!. En cambio todos ustedes...  ”. -Cre’ís que me va a faltar trabajo afuera?!. Que tú ten’ís los sueldos más altos del mercado y que er’ís el único que da pega en este país?!. Entérate que afuera me ofrecen más plata que la que acá me pagan!... Al mes siguiente, el mismo día que iba a presentar mi renuncia, el dueño de la empresa alabó todas mis virtudes como profesional: Integridad, compromiso, ética, entrega, deferencia y lealtad, en otras palabras, alabó mi Responsabilidad Individual Profesional (RIP). Y lo mejor: Que en la nueva tanda de incrementos salariales, yo sería el primero de la lista!. Como siempre me he caracterizado por ser educadito y mantener las buenas maneras, dejé que el dueño hablara y alabara mis virtudes -también, soy narcisista- sin interrumpirlo. Una vez hubo acabado, le entregué mi carta renuncia, con un mes de anticipación, como corresponde por ley en Chilito, y para poder realizar un adecuado traspaso del cargo. Ya me había ocupado de buscar y encontrar empleo en otro lado, habiendo logrado negociar un emolumento 50% superior al, ya a esas altura, que me pagaba mi ex empleador. De esa época mantengo la mejor impresión de algunos profesionales, cuyo RIP, tan en sintonía con el mio, me ha permitido hasta el día de hoy mantener un fluido contacto con ellos.
Así como las empresas tienen una Responsabilidad Social Empresarial (RSE), los profesionales egresados de CFT, IP y Universidades, tienen una Responsabilidad Individual Profesional (RIP) ineludible. Qué es lo que entregan hoy, estos centros de formación?. Cuál es la formación que entregan?. Técnica?. Valórica?. Qué pasa con la ética?. La respuesta, en los tiempos que corren -donde el lucro en la educación, prohibido por ley, se hace patente una y otra vez en la prensa, por los escándalos que se suscitan-, resulta obvia. No así la forma de abordar la Responsabilidad Individual Profesional (RIP). La cuestión, por tanto, mueve a tiempos más pretéritos. Qué pasa en los colegios?. Cuál es la educación que queremos para nuestros/as niños/as?. Y también, a ámbitos correlacionados: Qué valores entrega la familia?. Cuáles son los valores a los que usted, querido lector, adhiere?. No por moda, ni por ser la respuesta políticamente correcta, sino por convicción. 
Chile es un país de historiadores: Barros Arana, Vicuña Mackenna, Amunátegui -por nombrar a los clásicos liberales del XIX-; Edwards -qué  novedad- y Eyzaguirre, revisionistas de comienzos del XX; Góngora y Villalobos, de mi época escolar; Jocelyn-Holt y Salazar, del nuevo milenio. También de poetas -y un antipoeta-. Villalobos mintió -qué novedad, también-, al señalar a Warnken, que no tenía una hipótesis respecto de este fenómeno. Deslizó, ante la insistencia del entrevistador, luego, una arraigada y plausible intuición: Por evasión; por inconformismo; por la oportunidad de soñar... En una época de arribismo exacerbado, de rapidez “estructural”, en que se tiene poco tiempo de conocer gente, de compartir con la familia, de conocerse (a uno mismo), de cajas-idiotas cada vez más grandes e intrometidas en la intimidad de los hogares y en sus cuartos, de escasas lecturas, difícilmente se tendrá tiempo de soñar, lo que sumado al cansancio de largas y pesadas jornadas laborales, que en algunos casos se combinan con estudios para aspirar a más -esencialmente más cosas materiales-, coartan los sueños. Al menos los sueños importantes; no los de mala muerte. Ya en 1953 el gran Bradbury alertaba sobre esta situación. En Fahrenheit 451 contaba la historia de una sociedad donde la palabra escrita estaba prohibida, los bomberos quemaban los libros, la televisión pasmaba/aturdía/embobaliconaba a la gente y los rebeldes lectores -literoadictos amantes del libro físico y coincidentes con la opinión del propio Bradbury respecto a que “Los libros sólo tienen dos olores: El olor a nuevo, que es bueno; y el olor a libro usado, que es todavía mejor”- se convertían en hombres-libros, pasando de generación en generación, a través de una tradición oral, los libros que aprendían de memoria. Bradbury, a quien el mundo deseara a partir del pasado 5 de Junio un Rest-In-Peace (RIP), señalaba en una entrevista para El Pais de Julio del 2009 sobre su autodidactismo literario: “Me enseñó Shakespeare, me enseñó Jules Verne. Edgar Allan Poe me dijo que escribiera. Edgar Rice Burroughs y John Carter de Marte. H. G. Wells y El hombre invisible. Los grandes nombres fueron mi influencia y con ellos nunca necesité más consejo. Escribo por amor. Y ese es mi único consejo: Ama lo que escribes y escribe lo que amas”...
No renuncie, estimado lector, a la aspiración de una sociedad ideal, donde se trabaje por la mañana, se pesque por la tarde y se filosofee por la noche. Y tampoco renuncie antes de haber terminado un trabajo al que se haya comprometido, aunque sea por más lucas; ni tampoco renuncie de un día para otro. El mercado nacional es pequeño y todo da vueltas. 
Del sueldo de Del Campo al RIP de Bradbury y al RIP laboral, afloró este exquisito pastiche, para solaz de los lectores y para el mio, como si de incontinencia escritural se tratase.
Saludos y si ven marcianos de negro, es el luto de tres días decretado por esos lares.
C. Alvarez Velden
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Bajar acá Cuáles son sus expectativas de sueldo? de Rodrigo Del Campo.

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