30.12.05

La Cultura del Talento

Hace un par de días realicé un focus group entre mis amistades con la finalidad de averiguar que se entiende por talento.

El "estudio" fue abordado desde diversas disciplinas que involucraron sociólogos, sicólogos, ingenieros comerciales, diseñadores gráficos, técnicos en comercio exterior, biotecnólogos y periodistas. El análisis se efectuó desde cada disciplina, siendo la definición o concepto de talento retroalimentada y corregida en cada ciclo, tras conocer las exposiciones y puntos de vista de los distintos participantes. Al respecto puedo señalar que en lo único que hubo consenso fue que todos reconocieron en sí mismos más de algún talento.

Las discusiones versaron sobre si talento es igual a habilidad; si el talento es innato o se adquiere y desarrolla; si el talento es o no un don; que si tienes un talento, estás o no obligado moralmente a aprovecharlo; en fin, incluso se llegó a analizar la Parábola de Los Talentos que pertenece a una de las literaturas más antiguas (in)formalmente reconocidas y que algunos podrían incluso señalar que fue escrita por la mismísima Deidad.

Desde la perspectiva sicológica, se le asoció a un conjunto de factores que predisponen para realizar determinada actividad, de mejor o peor forma. En este sentido, y bajo la mirada de las ciencias económicas, se le consideró como una medida de desempeño. Donde no hubo acuerdo entre ambas disciplinas –aunque yo lo veo casi igual, pero es cosa de ellos-, fue que la sicología no disponía de un instrumento para medir talento ya fuese éste un Set de Pruebas o un "talentómetro". Lo más parecido a talento desde la sicología, se propuso, guardaba relación con la inteligencia emocional que pusiera en boga el Sr. Daniel Goleman en sus libros respecto a la misma.

¿Por qué me interesa el talento?

  • Porque personalmente creo que fue repartido por el mundo siguiendo una distribución uniforme, sin distinción de ubicación, colores, razas, etnias o clases sociales.
  • Porque creo que el talento es un regalo que debe ser bien aprovechado y, además, con fines trascendentales.
  • Porque creo que para aprovechar el talento, se debe estimular su utilización con disciplina, perseverancia y algún objetivo elevado.
  • Porque creo que dadas las diferencias y desigualdades sociales, hay algunos que nunca los autoconocerán y por tanto, los aprovecharán.

Este último punto me parece crucial y de especial relevancia, pues estaría en detrimento –debido al costo de oportunidad de su utilización –, para la sociedad en su conjunto.

En mi opinión, considero que el talento facilita la realización de alguna(s) actividad(es) en particular –en ese contexto sería una predisposición a hacer algo mejor que la media–, pero que no te asegura alcanzar en ella un nivel de maestría; pudiendo ser esta última alcanzada por cualquiera que sea disciplinado, esforzado y perseverante, pero no necesariamente talentoso. La diferencia radicaría por tanto, en que el talentoso alcanzará ese nivel de maestría con menor esfuerzo, entendido como utilización de algún recurso versus tiempo, y que en igualdad de condiciones, el talentoso podría brillar más o sobresalir en relación con un estándar de calidad considerado técnicamente correcto o adecuado para dicha actividad.

Existen diferentes tipos de talentos, tan diversos como actividades humanas. Hay quienes son talentosos para hacer negocios o emprendimientos; los hay también para fomentar nuevas ideas y convertirse en motores de motivacióin, empuje y cambio al interior de las organizaciones; hay gente talentosa para vender, convencer, persuadir y seducir; también los hay para el juego, las artes y los deportes. ¿Por qué no fomentar todos ellos en Chile y Latinoamérica?.

En vista de lo anterior, los invito a reflexionar respecto al talento y a participar de un gigantesco focus group respecto al mismo. No hay forma establecida para que se dé el diálogo ni tampoco hay sesgo en la perspectiva con que se mire. En este sentido, creo que hay talento de sobra para crear y recrear la discusión.

Como elemento adicional, me gustaría compartir con ustedes el manoseado ejemplo de Sillicon Valley. Ahí existe una Cultura del Talento y un Mercado para el mismo –entendiéndolo desde la perspectiva económica–: Hay talento para crear tecnología, hay talento para innovar, hay talento para invertir, hay talento para arriegarse, hay talento para generar más riqueza en un año que muchas naciones, hay talento para ser productivos, en definitiva, hay talento para rato... Entonces, ¿Por qué no crear la Cultura del Talento en Chile y un Mercado adhoc? ¿Un Fruit Valley? ¿Un Copper Valley? ¿o un Valle de la Industria Alimentaria de Salmones?. Al parecer lo único que se requiere es talento y estoy convencido de que en Chile existe, sólo hay que encontrarlo y canalizarlo.

Finalmente, y para que se sientan interesados en participar de esta discusión, pongo a su disposición el documento "El Espíritu de Silicon Valley" que para mí, que fomento la cultura del emprendimiento entre los jóvenes, es realmente inspirador y me permite fijar la visión en un Chile desarrollado en 15 a 20 años más, cuando tengamos un recambio generacional completo en la sociedad chilena, pero sujeto a que comencemos a intervenir las cosas hoy y en varios niveles.

Saludos cordiales y que tengan un excelente año 2006, lleno de éxitos profesionales y personales.
cav.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No cree que perseverancia, disciplina, esfuerzo son en sí mismos talentos que no todas las personas poseen?. Son talentos quizás más generales. En la definición de talento creo que se debe considerar que el talento surge de acciones que realiza un individuo en una cantidad que es superior a las generadas por un individuo común y que llevan a un logro o meta que a simple vista se ve inalcanzable. Esto también relativiza el concepto y permite ver los seres talentosos independiente del grupo social y etnía.